entre piedras que nunca han sido pulsadas por la mano de Dios
junto a matojos
al pie de los más infelices brotes vegetales
El animal del baldio
se detiene un instante a ver el sol
a beber un poco de agua estancada
a mirar al trasluz
su propio corazon...
Abandonado
o solo
el animal del baldio,
ese bastardo del tedio
y de la muerte,
bordea una lata de cerveza
escucha el eco de la risa de los hombres...
Rafael del Castillo Matamoros
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